RITOS FUNERARIOS DEL ANTIGUO
EGIPTO
En Egipto
los rituales fúnebres eran muy elaborados ya que se contemplaba que había una
vida mejor después de la muerte. De hecho, la cultura funeraria mediterránea
moderna ha heredado mucho de esta civilización.
La creencia en el antiguo Egipto era que cuerpo (Jat) y espíritu inmortal (Aj) se reunirían para vivir otra vida en el paraíso (Amenti). Por ello se momificaba al difunto, para proteger al cuerpo de la putrefacción. La energía vital (Ka) quedaba presa en el cuerpo hasta el momento en el que este fuese momificado para ser conducido al reino de los muertos, se creía que el ká seguiría viviendo pero en el recinto mortuorio, por ello a los difuntos se enterraban con víveres y con estatuas (Ushebti) que representaban ayuda para el difunto. Lo espiritual (Ba) salía al exterior por la nariz del difunto en forma de gavilán con cabeza de persona nada más morir, debía abandonar el cuerpo por el día para regresar por la noche.
El proceso de embalsamiento egipcio.
Especialmente si se trataba de alguien de la realeza o persona con recursos, se tenía por costumbre embalsamar el cadáver. Mantener el cuerpo intacto era algo básico para que el difunto pudiera pasar a la otra vida, por eso también se momificaban, sobre todo si eran enterrados en tumbas. El dios que se relacionaba con las prácticas mortuorias y la momificación era Anubis. Según el historiador griego Herodoto, el embalsamamiento se podía practicar a todo aquél que se lo pudiera permitir y había hasta tres tipos diferentes de servicio. El más económico sólo consistía en quitar al cuerpo las entrañas y sumergir el cadáver en natrón durante setenta días.
A los difuntos reyes y reinas se les momificaba en un tiempo aproximado de dos meses, y se relacionaba la conservación del cuerpo con el hecho de perpetuar el recuerdo del difunto. De hecho, se sabe que otras civilizaciones contemporáneas a la egipcia realizaban la conservación, untando de miel a los difuntos.
A los ricos y poderosos se le practicaba otro tipo de modalidad de embalsamiento que consistía, según escribe el escritor Ramón Andrés en su libro Historia del suicidio en Occidente, en "extraer el cerebro por la nariz con ayuda de un hierro curvo y después introducir hierbas por las fosas nasales; luego se practicaba un corte a lo largo del abdomen con una piedra etíope para sacar el intestino (…) una vez hecha la operación se rellenaba el vientre de mirra, casia y otras esencias". Después, se sumergía el cadáver en natrón, una sustancia química que deshidrataba el cuerpo y prolongaba su conservación. Acto seguido se amortajaba al difunto con lino y la tela se pegaba al cuerpo con resina. El corazón se dejaba intacto, ya que los egipcios creían que ahí residía todo: la inteligencia y la esencia de la persona, pues desconocían el potencial del cerebro. Este ritual funerario lo realizaba un profesional que durante el proceso portaba una máscara del dios Anubis.
Ritual funerario
En los actos funerarios del antiguo Egipto, después de la momificación del difunto era necesario que un sacerdote le realizara el "ritual de apertura de la boca", para asegurar que la persona pudiera respirar en el Más Allá. Más tarde, los sarcófagos eran tirados por unos bueyes mientras se cantaban y recitaban algunas composiciones. Mientras, el sacerdote iba derramando leche por el paseo. Otro sacerdote, detrás del sarcófago, iba rociando el aire con una especie de incienso para purificarlo.
Los difuntos solían enterrarse con algunas de sus riquezas, estatuas y alimentos, también llamadas "ajuar funerario". Los más poderosos se llegaban a enterrar con pertenencias de gran riqueza y en grandes mausoleos (ejemplo de ello son las Pirámides).
Las
cremaciones en la India.
A la incineración asisten generalmente tan sólo los hombres de la familia, los hijos varones del difunto vestidos con lienzos blancos y la cabeza rapada en señal de purificación para cumplimentar el rito funerario putra se acercarán a la pira y el mayor de ellos, tras dar cinco vueltas a su alrededor, le prenderá fuego. Consumido el fuego, sus cenizas son recogidas y esparcidas en el Ganges o en alguno de los ríos también sagrados. Los familiares, una vez cumplimentado el rito funerario, observarán para su purificación un aislamiento social, una actitud de recogimiento, así como una estricta dieta que incluirá la cocción de alimentos en forma primitiva (fuego en el suelo y usar cazos de barro) Finalizado este periodo (generalmente unos quince días), se invitará a la familia a un banquete simbolizador de la continuación de la vida.
Ritos
funerarios de los Nuer
(Grupos
sociales africanos que habitan al sur de Sudán y Etiopia, en la confluencia del
Nilo y sus afluentes)
El
moribundo llama a su familia al lecho de la muerte. Una vez muerto, cada uno se
va a su casa, a excepción de los sepultureros que entierran el cadáver lo antes
posible. Se mantiene alejados de la casa a los niños. La familia puede llorar,
pero no asiste al entierro pues la muerte es algo malo y sólo los sepultureros
pueden acercarse al cadáver.
Varios
meses más tarde de la muerte se celebra la ceremonia fúnebre, la familia guarda
luto hasta este momento. Se rapan la cabeza y no vuelven a cortárselo, o a
depilarse otras partes del cuerpo, hasta que no finaliza el luto, igualmente se
abstienen de sexo durante unos días.
Cinco
meses después se celebra la ceremonia fúnebre. De no realizarse podrían surgir
desgracias; creen que si no se contenta el muerto puede volver a vengarse en su
mujer, hijos o ganado. Los parientes deben sacrificar algo nuevamente, suele
ser una vaca.
El japonés Yojiro Takita hace un guiño a la muerte en 'Despedidas'
La película ha ganado el Oscar a la Mejor Película de
Habla No Inglesa 2009 y ha sido galardonado con 10 Premios de la Academia de Cine de
Japón.
Daigo Kobayashi es un violonchelista que se ha quedado sin
trabajo. Vende su amado instrumento y decide regresar con su esposa Mika a la
casa de su madre fallecida. Contesta a un anuncio que busca a gente para
trabajar en Despedidas, pensando que se trata de una agencia de viajes.
Sin embargo, nada es lo que parece. Debe ocuparse de preparar a los muertos
para su última despedida. El joven descubrirá la muerte en todas sus facetas,
lo que le permitirá emprender una nueva vida.